Gustavo Mares | Foto Juan Manuel Cervantes
Jorge Gutiérrez Argüelles, una de las más grandes figuras del toreo de nuestro país, actualmente en retiro, considera que gran culpa de la falta de aficionados nuevos recae en los propios padres de familia, ‘que no hemos sabido inculcarles a nuestros hijos el gran valor que tiene la fiesta brava’.
‘Creo que ahora mismo las nuevas generaciones tienen muchas maneras para distraerse, hay muchas ofertas, pero además ha sido nuestro descuido, porque como padres taurinos deberíamos enseñarles lo que nos apasiona’.
‘Si los niños o los jóvenes valoran todo lo que conlleva la lidia de un toro bravo, entonces podrían decidir libremente si acuden o no’, comenta ‘El Coloso de Tula’.
‘Nos ha faltado transmitir el gusto por la tauromaquia, mostrar el potencial que tiene la fiesta brava en el mundo taurino y en la vida diaria. Es además un arte que inspira a otras artes’, comenta con contagiosa pasión.
‘Para nosotros los toreros el toro es un animal mágico, que veneramos como también al caballo y todo el mundo ecológico que gira en torno a la tauromaquia. Es mágico que un toro bravo de más de media tonelada tan fiero y bravo, pueda acometer con nobleza y sin perder la bravura a un trapo rojo que se mueve, en el que además confías la vida. Los toreros, aunque muchas personas piensen lo contrario, propiciamos la existencia del toro bravo’, apunta el hidalguense, que fue motivo de un homenaje hace algunos días en Tula, en tanto que recibirá otro en la próxima Feria de Texcoco a celebrarse en la Plaza Silverio Pérez.
LLENAZOS
Jorge Gutiérrez fue una de las últimas auténticas figuras del toreo, que no necesitaba de respaldos extranjeros para llenar la Plaza México. Épicas son las actuaciones que firmó en la monumental de Insurgentes, escenario en el que la afición lo arropó como ‘su torero’. Una de esas tardes alternó con dos diestros de nuestro país: Mariano Ramos y David Silveti.
La plaza, al frente de Curro Leal como empresario, registró un lleno impresionante que provocó una multa por sobrecupo. ‘Aquella tarde los tres triunfamos’, recuerda el maestro hidalguense, fanático de la barbacoa, platillo típico de su tierra.
‘Fueron dos o tres entradas así. Eran tremendas. Ahora añoramos esa pasión que existía, creo que ahora mismo la fiesta brava se ha relajado. También hace falta al público darle a los toreros el mérito que merecen’, dice con la franqueza que siempre le ha caracterizado.
INICIOS
El maestro Jorge Gutiérrez, afincado en el estado de Querétaro, tiene imborrables recuerdos de Tula, porque ‘ahí me hice hombre y torero. En mis inicios toreé en todas las poblaciones aledañas, no siempre toros de casta, la mayoría de las veces eran de media casta, pero era lo que había’.
‘Me forjé en todas las ferias y los pueblos de Hidalgo. Le tengo un cariño muy especial a mi tierra. Además tenemos fama de ser buenos anfitriones’, apunta.
‘Me gustaba mucho ir a torear a esos lados porque hay mucha afición en esas tierras, la gente es apasionada y eso es algo que no se paga con nada’, agrega.
Sobre el homenaje que recibió la semana pasada en su tierra, apunta: ‘Fue muy emotivo, quiero agradecerle a los aficionados y al presidente municipal. Me trajo muchos recuerdos y tuve oportunidad de saludar a muchos amigos de la infancia’.
POR ESO ES FIGURA
Reconocido como una de las primeras figuras de la torería mexicana, el hidalguense confiesa que a la distancia, luego de años en el retiro, considera que le quedaron cosas por hacer dentro de los ruedos: ‘Nunca estás conforme. Siempre quieres estar mejor. Los toreros no debemos estar nunca conformes, debemos ir evolucionando y estar siempre mejor. Que nuestra tauromaquia evolucione favorablemente. Superarte tarde a tarde. Conocer cada día más al toro bravo, superarte tu mismo. Creo que siempre se quedan cosas en el tintero’.
‘La ambición en un torero es algo que jamás se debe perder, porque cuando pierdes eso, lo único que queda es bajar, la ambición te hace querer más, siempre debes superar lo que has hecho’, señala categórico el hidalguense, que no podía tener otra mentalidad, lo que demostró cada tarde que vistió de luces.
‘Creo que ahora mismo se conoce más al toro porque hay muchas escuelas taurinas y tienen acceso a ganaderías y muchas cosas’, agrega.
Finalmente, el hidalguense recuerda la primera encerrona que registró la Plaza Ponciano Díaz de Tula, Hidalgo, donde él encabezó el cartel: ‘Fue con toros de Xajay, aquel día las cosas se dieron bien y logramos salir a hombros’.
EL DATO
Jorge Gutiérrez tomó la alternativa el 11 de febrero de 1978 en la Plaza México, donde el toro de la ceremonia llevó por nombre ‘Perla Negra’ de la ganadería de Javier Garfias. El padrino de la ceremonia fue el regiomontano Manolo Martínez en tanto que como testigo fungió el potosino Curro Rivera.
Confirmó el doctorado en Las Ventas de Madrid el 22 de mayo de 1982, tarde en la que recibió el abrazo de parte de Manolo Vázquez, con el testimonio de Antonio Chenel ‘Antoñete’.
Se retiró en la Plaza México el 4 de febrero de 2007, tarde en la que le cortó una oreja a un ejemplar de Carranco, ganadería propiedad de la familia De Villasante.