Es un reflejo
Gustavo Mares
Aunque todo se ha llevado a cabo bajo el más total hermetismo, se sabe que los profesionales del toreo trabajan intensamente para tratar de revertir el amparo que pesa sobre la alcaldía Benito Juárez y que impide la celebración de espectáculos taurinos en su demarcación, justo donde se ubica la Plaza de Toros México.
Con el máximo escenario taurino de nuestro país imposibilitado para dar actividad relacionada al ‘Arte de Cúchares’ no sólo pierden los directamente involucrados como empresa, toreros y ganaderos, sino también negocios, así como bienes y servicios alternos a la tauromaquia.
Desde hace algún tiempo suena con insistencia la versión de que en una tercera revisión al famoso amparo podría verse beneficiada la actividad ‘taurómaca’ en la Plaza México.
Habrá que tomar con cautela esa versión, pues según expertos, no será pronto cuando se dé a conocer el resultado de esa revisión. Con diciembre prácticamente ‘a la vuelta de la esquina’ se comenta que la intención es dar una Corrida Guadalupana, pero los expertos en leyes aseguran que es muy difícil que eso pueda ocurrir.
Por el contrario, no descartan que el cierre pudiera prolongarse muchos meses antes de que se vuelvan a escuchar las notas del pasodoble Cielo Andaluz en la capital mexicana.
Y no resulta raro que todo esté tan revuelto en torno a la tauromaquia, pues ésta es un fiel reflejo de la sociedad.
Hoy día todo es tan radical y ‘sentimentaloide’, que así como pasa en la tauromaquia acontece en la vida nacional.
Hasta hace no mucho tiempo cada cosa tenía su espacio y lugar, de tal suerte que los animales eran eso, y los había de compañía pero también de abasto.
En aquellos momentos a la tauromaquia se le daba su justo valor y hasta los presidentes se regodeaban al presumir amistad con tal o cual figura del toreo.
Sin embargo, los tiempos cambian, ni para bien ni para mal, simplemente cambian. Es así como llegamos a nuestros días en los que mentes cerradas y que en más de las ocasiones se dejan llevar por intereses económicos y no por un auténtico afán de protección a los animales pretenden erradicar la fiesta brava.
En el caso de la tauromaquia, con base en mentiras intentan llevar ‘agua hacia su molino’. Saben que sin corridas de toros esta especie de res estaría destinada a su extinción, pero aún así insisten en poner ‘santuarios’ para resguardar al toro bravo. Seguro que sí, como aquel llamado ‘Black Jaguar-White Tiger’ de tan tristes recuerdos y demasiada proyección mediática.
Antaño las autoridades ejercían como tal, dejando de lado gustos personales; hogaño es distinto y hay casos como el del alcalde de Toluca, Raymundo Martínez Carbajal, quien decidió ‘echar para atrás’ un festival a beneficio de niños con cáncer, que se realizaría en la Villa Charra en la capital del Estado de México.
Para finalizar, la pregunta de la semana: ¿Qué torero no quiso actuar en la plaza que le abrió las puertas cuando aún no destacaba?