Columna Alternativa: Otro sector de público

Otro sector de público

Gustavo Mares

 La tecnología se ha convertido en un arma de doble filo, no sólo en la vida diaria, sino también en la tauromaquia. Aunque aparentemente la ciencia acorta distancias para comunicarnos en la mesa en la que se comparte el pan y la sal suele ser habitual que cada comensal, celular en mano, ignore todo su entorno. En la tauromaquia acontece un fenómeno parecido.

Sólo que no se trata de que los profesionales del toreo, sea cual sea su rango o actividad, desdeñe a su entorno en primera persona, sino más delicado aún: desatienden al sector al que va dirigido el ‘servicio’ que ofrecen. Al estar embebidos exclusivamente en sus redes sociales ignoran a un importante sector del público, que hace falta para llenar las plazas.

No es que se demeriten las cuentan de importantes personajes taurinos que pueden llegar a tener cientos o miles de seguidores, la mayoría amantes del ‘Arte del birlibirloque’. Sino que dejan de lado un mercado sin explotar por no querer tener un mayor acercamiento con los medios de prensa no solamente especializados en materia taurina, más importante aún, los que son de carácter de información general.

La tecnología como ‘arma de doble filo’ le ha pegado fuerte a la tauromaquia por varios factores. Entre estos se cuenta la gran desinformación taurina que generan los antis y que circula libremente a través de la red; también porque el enfermizo animalismo, que humaniza a los animales la aprovecha para difundir su doctrina prohibicionista; pero también porque le ha pegado muy duro a los medios anteriores a la red, sobre todo a los impresos.

Dentro de esta crisis de medios de comunicación, la parte taurina en los diarios de información general perdió importantes espacios.

Los aficionados de nuevo cuño, quizá no sepan que hasta hace no mucho tiempo había una mayor cantidad de diarios impresos, y la mayoría de las ediciones importantes de circulación nacional tenían sección taurina diaria, a cargo de personajes especializados en la materia. Los había para todos los gustos.

En la última época dorada del periodismo taurino impreso en la Ciudad de México, antes del arribo de internet, los toreros solían hacer giras de medios durante su estancia en la capital del país.

Comenzaban el recorrido en Ovaciones, ubicado en aquella época en Lago Zirahuén, justo frente a la Torre de Pemex. Ahí, la sección taurina corría a cargo de una dupla explosiva con Heriberto Murrieta y Juan Álvarez Dávalos; continuaba en el Esto, con los entrañables periodistas Francisco Lazo y Horacio Soto Castro.

El recorrido continuaba en La Afición, con dos maestros inconmensurables, don Addiel Bolio Solís, y el gran Adiel Armando Bolio Montes, que de este oficio saben bastante.

También recorrían las redacciones de los diarios El Nacional, Novedades y El Heraldo de México, hoy desaparecidos, aunque hay que aclarar que no hace mucho tiempo, ‘Heraldo’ vive una nueva época, aunque alejada de lo que fue la primera con don Gabriel Alarcón como propietario.

Los toreros, sin importar rango, también se dejaban ver en otros diarios de prestigio como Excelsior con Alfonso López Barrenqui en la parte taurina. Por cierto, gran pelotari.

También en Bucareli hacían acto de presencia en El Universal, redacción en la que prestaba sus servicios el inconmensurable Guillermo Salas Alonso. En La Prensa estaba Ernesto Navarrete ‘Don Neto’.

Actualmente, sólo el diario Ovaciones, como este que tiene usted en la mano, mantiene la tradición taurina viva en el día a día. El resto de medios impresos ha prescindido de ésta y tal parece que a los profesionales no les importa, aunque al final del día se pierda una trinchera en que puede ‘ofrecer sus servicios’.

El valor agregado de un diario impreso, no exclusivamente taurino, es que le llega a otro sector ajeno al taurino, lo que no hacen las redes sociales de los coletudos.

Para finalizar, la pregunta de la semana: ¿Qué torero pasará a ocupar próximamente sus apellidos completos: López Lascuráin de los Montero y Pérez?