Renace la ilusión
Gustavo Mares
Con las puertas de la Plaza México cerradas a la actividad taurina, luego de un amparo interpuesto en contra de la alcaldía Benito Juárez que le prohíbe otorgar permisos para la celebración de festejos taurinos, parecería que la tauromaquia en nuestro país está destinada a desaparecer.
Sin embargo, luego de jornadas como las del pasado fin de semana en la que muchos de los escenarios que presentaron actividad taurina registraron espectaculares llenos la ilusión renace.
Los organizadores, más allá de nombres, se han dado a la tarea de aprovechar los nombres de los toreros de nuevo cuño que se han abierto paso en la difícil profesión de lidiar reses bravas.
Diestros como Diego San Román, Leo Valadez, Arturo Gilio, Héctor Gutiérrez e Isaac Fonseca compartieron créditos con toreros de mayor experiencia, pero también en plenitud de facultades como Joselito Adame, Diego Silveti, Ernesto Javier ‘Calita’ y Octavio García ‘El Payo’, por mencionar algunos.
Hay que señalar también que fue un éxito empresarial traer a nuestro país al rejoneador Pablo Hermoso de Mendoza, quien en esta última campaña de despedida en territorio azteca, ha reforzado el romance que vive con el público tricolor.
Al mismo tiempo, el centauro navarro, genera una gran cantidad de fuentes de empleo directas e indirectas, porque no sólo se presenta en plazas que celebran algún serial o feria, sino que también lo hace en ‘fechas sueltas’, que generan expectación y convocan un importante número de aficionados.
Este fin de semana, con diversas combinaciones de atractivo, cosos como El Nuevo Progreso de Guadalajara, la Monumental de Aguascalientes, El Paseo Fermín Rivera de San Luis Potosí, La Plaza Jorge Ranchero Aguilar de Tlaxcala, La Luz en León, Guanajuato y la plaza de Metepec, Estado de México, lucieron rebosantes de aficionados, que al término de las funciones salieron contentos con el resultado artístico.
A diferencia de otros años, en los que había gran cantidad de actividad taurina, está claro que la promoción de carteles ha decrecido. Sin embargo, con toreros de nuevo cuño y primeros espadas en plenitud de facultades, las empresas han sabido armar combinaciones de interés para que la afición se retrate en taquilla.
Renglón aparte merecen los diestros, que se están arrimando muy fuerte cada tarde, sabedores de que las oportunidades son pocas. Los más beneficiados, los aficionados.
Hay que ponderar la relevancia de seleccionar encierros bien presentados, porque eso le imprime mayor verdad a lo que acontece en el ruedo. Es muy difícil meter al público a las plazas, pero es muy sencillo ahuyentarlo.
Todos los profesionales deben participar conscientemente en el espectáculo taurino, dejando de lado egos y orgullos. Uno de los papeles fundamentales en todo este entramado es el del juez de plaza, porque debe interpretar los intereses de la mayoría, pero sin desatender a las minorías. Es un gran ejercicio democrático.
La gran cantidad de escenarios taurinos obligan a que los jueces en turno sepan valorar cada situación. Jamás será igual otorgar una oreja en una plaza de primera categoría, que en una de tercera.
La manera en que estos toreros luchan a brazo partido por mantenerse en la cima ha hecho que varios ‘coletudos’ tomen la decisión de decir adiós a la profesión.
Carentes hogaño de primeras figuras del toreo mexicano, con auténtico imán de taquillas per se, es necesario que las empresas programen sus carteles de manera inteligente.
Aunque en nuestro país hay muy buenos matadores de toros, hace mucho que no hay una auténtica figura.
En esta nueva camada tal vez podría surgir.
Para finalizar, la pregunta de la semana: ¿Qué pasará con el futuro taurino de la Plaza México?