Por Gustavo Mares
La situación por la que atraviesan actualmente los novilleros mexicanos es preocupante. Cada vez hay menos festejos menores, lo que repercute en el desempeño de los futuros matadores de toros. Sólo aquellos que han hecho el viaje del otro lado del Atlántico han podido pisar con fuerza en nuestro país. El resto, los que no pueden cruzar el charco, se forjan como pueden.
Por eso es de gran mérito lo que han logrado el grueso de los novilleros que se han presentado en el serial que lleva a cabo la Plaza México. Más allá de que han dejado escapar astados que llevaban ‘con alfileres los trofeos’ tienen a su descargo que su bagaje taurino no es igual al de los toreros que vienen de allá.
En este renglón se cuece aparte el gran Bruno Aloi, a quien el destino le ha puesto en bandeja de plata las facilidades para cruzar el charco y hacerse torero allá. De él ha estado el aprovechar lo que la vida le pone y por méritos propios, sin regalos de nadie, se consolidó de golpe y porrazo como máximo triunfador hasta el momento en el coso grande.
Pero retomando el tema de los novilleros que no tienen esa posibilidad hay que reconocer su esfuerzo. Cada día hay menos festejos menores, pues a las empresas les resulta más rentable montar corridas de toros con diestros con alternativa, porque eso supone un mayor imán en la taquilla.
Una vez separados los jóvenes toreros que viajan a España, aquí en suelo azteca hay otras aduanas más. Están los novilleros que tienen contacto con la clase ganadera y eventualmente les abren las puertas de las fincas para torear.
Pero los hay, quienes no reciben invitaciones al campo bravo y tienen que conformarse con ensayar de salón, a la espera de que salga alguna capea o algún festejo de menor relevancia, en el que en el mejor de los casos están obligados a vender un determinado número de boletos, que si no colocan deben pagar de su bolsillo.
Afortunadamente hay empresas serias y responsables, que no sólo se enfocan en presentar carteles de postín, sino que también fomentan la actividad novilleril, pero son las menores, porque el grueso de los promotores apuesta a los carteles con matadores de toros.
El tiempo pasa y hoy cada día más hay chavos que quieren ser ‘youtubers’, pero contados son los que sueñan hoy día con ser toreros. Sin embargo, los que comienzan en esta difícil profesión se estrellan de golpe con un primer problema y es que hace falta una inversión económica para echarlos a andar. No es raro que ellos mismos compren sus novillos y busquen un escenario para lidiarlo.
Antes, los toreros salían de las clases más golpeadas económicamente, pero hoy, todo cambió y en la mayoría de los casos, los toreros sin alternativa que destacan tienen una posición económica desahogada, y ¿qué sucede? que en más de una ocasión, después de quitarle lugar a un novillero modesto pero con afición y valor, deciden que esto no es para ellos y con la mano en la cintura se quitan.
Ahora mismo recuerdo el caso de un novillero, que además se sintió ofuscado, porque este reportero consignó que se arrugó después de una cornada y que se iría a estudiar una carrera a los Estados Unidos. El chamaquito en cuestión protestó airadamente a este reportero diciendo que era falso… Toreó un festival incruento por allá y se quitó. Es de familia acomodada, que tiene peso en el gremio ganadero.
Desafortunadamente dejaron de existir aquellas ferias novilleriles auspiciadas por el incansable empresario José Martín, que sacaba toreros no de las zonas fifís,sino de aquellos lugares donde conseguir el sustento diario llega a ser una lucha descarnada.
Hasta hace no mucho tiempo la baraja novilleril era amplia y los chavales se daban el lujo de decir que no se presentarían este año en México para llegar el otro ‘más placeados’ y sí, llegaban con quince o veinte festejos más de experiencia.
Actualmente hay novilleros que harán su debut en el coso grande, con apenas dos festejos.
Para finalizar, la pregunta de la semana: ¿Qué novillero tomará la alternativa con padrino y testigo espectaculares en octubre?