Democracia en riesgo
Gustavo Mares
La fiesta brava es un reflejo mismo de la sociedad. En los 40s, la época de oro del toreo en México, las plazas lucían a rebosar. En las primeras filas se daban cita los personajes más selectos de la alta sociedad, que mostraban sus mejores prendas. En la parte general, el pueblo. Cada fin de semana, la mayoría de cosos taurinos eran un crisol democrático en el que se escuchaban todas las voces.
Con el paso del tiempo la sociedad se trastocó hasta lo que vivimos hogaño, cuando un sector de políticos oportunistas se empeñan en querer sepultar de un plumazo quinientos años de tradición taurina.
Les pasa de noche que la tauromaquia es una escuela de vida, pero al mismo tiempo que es un arte que nutre a otras artes, sin dejar de lado que genera ingresos económicos tanto al sector privado como al gubernamental.
Renglón aparte merece el tema ecológico, pues las ganaderías de toros bravos son grandes bastiones que conservan una gran variedad de fauna.
Con la Ciudad de México colapsada por falta de una atención médica adecuada, con el narcotráfico y la violencia adueñándose cada día de más espacios, y entre otras tantas, un pésimo y defectuoso Sistema de Transporte Colectivo Metro, la Jefa de Gobierno Clara Brugada, y algunos secuaces de su propio partido y de otros tantos partidos rémoras, enfoca sus baterías en denostar, con base en mentiras y gustos propios, una industria legalmente constituida.
Pero están pisando terrenos comprometidos, porque no se trata solamente de prohibir la tauromaquia. Va más allá.
Nuestro país se acerca a un punto preocupante porque este grupúsculo en el poder pretende que todos los mexicanos tengamos un pensamiento único sobre nuestras tradiciones y pensamientos.
La República Mexicana está al borde de perder la democracia, que tanta sangre le costó a nuestros antecesores, para dar paso descarado al autoritarismo.
Hay que tener mucho cuidado con este tipo de prohibiciones, porque muchas personas en la historia de nuestro país han perdido la vida para que hoy gocemos de libertades. Querer imponer modas y maneras de pensar es terrible. El adoctrinamiento jamás ha tenido buenos resultados.
La Ciudad de México y no se diga el país completo requiere urgentemente de atención en diversos frentes. Pero tal parece que eso es lo que menos le importa a nuestra clase política.
Al mismo tiempo, los profesionales del toreo preparan la ‘madre de todas las batallas’, pero no será en el ruedo sino en los tribunales.
Aunque lo han mantenido en total secreto se sabe que los hombres fuertes del negocio taurino, los que mueven los hilos, los del dinero, tuvieron ya una reunión urgente por los rumbos de Polanco.
Pero de nada servirá si no existe unión entre todos los profesionales porque la fiesta brava en su interior es una ‘Torre de Babel’. Si no cierran filas por esas fisuras se colará el enemigo.
Aún no se define el futuro de la tradición taurina como al día de hoy se conoce y ya hay algunos empresarios que quieren montar festejos con la nueva normativa en la que Forcados y Recortadores tendrán un papel preponderante.
La unión hace la fuerza. No hay de otra.
Para finalizar, la pregunta de la semana: ¿Qué diestro dejará de ser ‘Niño’ para convertirse en ‘Señor’?