Columna Alternativa: ¿QUIÉN LOS APOYA EN PROVINCIA?

¿Quién los apoya en provincia?

Por Gustavo MARES

Qué triste sería pensar que un día la flama de la fiesta brava se apagara, se extinguiera. El tiempo pasa y muchas cosas evolucionan, entre éstas, la manera de hacer empresa en escenarios de provincia que aún sobreviven en el mejor de los casos, pues en muchos otros tuvieron que ‘tirar el arpa’.

Al mismo tiempo, muchos políticos de segunda, de esos que buscan el impacto mediático rápido, quieren prohibir que los menores de edad ingresen a las plazas de toros o que puedan participar en festivales o novilladas pues consideran que con esa medida irán minando la ya de por sí debilitada afición taurina, que cada vez se aleja más de las plazas de toros.

Es lamentable que esos políticos que viven de nuestros impuestos dediquen sus esfuerzos a esos temas tan banales, cuando el país se hunde en inseguridad y pobreza. Pero también es triste que si esos personajes voltean los ojos a otros temas y dejan ‘en paz’ a la fiesta brava, el ataque desde el interior de la fiesta brava sería igual, llevaría el mismo efecto. Me explico.

Poco a poco, las empresas de provincia han dejado de dar novilladas. Ya no se ofrecen el mismo número de festejos menores que se realizaban hace algunos años.

Para no ir tan lejos, claro que los organizadores tendrán sus razones –muy respetables- pero la otrora tradicional novillada de Fábrica María, en el Estado de México, no se celebró el pasado día 26 como antaño sucedía pues esta ocasión se dio un mano a mano con matadores de toros.

Así como esa novillada ya no se dio, escenarios como la Plaza La Paloma de Puerto Vallarta o la Plaza Caletilla de Acapulco cerraron sus puertas, cuando antes eran importante semillero de toreros.

Pero nadie dice nada. No se trabaja al respecto. Es como si a nadie le importara el tema.

Toreros con posibilidades como muchos de los que participaron en las novilladas de la Plaza México como Tato Loaiza, Juan Pedro Llaguno, Miguel Aguilar y Sebastián Ibelles, que brillaron con luz propia en los festejos sin picadores, y Nicolás Gutiérrez y José María Pastor, por mencionar algunos, o Diego Emilio, que ni siquiera partió plaza en el coso grande, están en la banca. Un torero se hace toreando, no hay más.

Si las empresas de provincia no toman en cuenta que el semillero de la fiesta brava son las novilladas, llegará el momento en que no habrá matadores de toros mexicanos lo suficientemente preparados para pelearles las palmas a los diestros de importación. A menos, claro, que tengan las posibilidades de irse a preparar al viejo continente, pero esa sería otra historia.

Para poder cosechar, primero hay que sembrar. Si no se brinda continuidad a los jóvenes toreros con posibilidades se estará haciendo un serio daño a la fiesta brava de nuestro país.

Para finalizar, la pregunta de la semana: ¿Por qué dejó de torear Jesús Sotomayor, novillero lagunero con grandes cualidades y bien apoyado?

Comentarios, y sí respondo: www.torosyfaenas.com