Columna ALTERNATIVA: Conciencia ecológica

Conciencia ecológica

Gustavo Mares

Las nuevas generaciones tienen una conciencia ecológica diferente a generaciones anteriores. Antaño, por ignorancia, era habitual utilizar popotes o bolsas de plástico a la menor provocación. Hoy, todo eso poco a poco va cambiando. Por ejemplo, cada día son más las personas que hacen sus propias bolsas ecológicas que reciclan cada vez que van al supermercado.

Al mismo tiempo, algunos colectivos desde hace años aprovechan esta inercia para tocar el lado sentimental de las personas y tratan de hacernos creer que humanos y animales irracionales tienen los mismos derechos y obligaciones, algo que resulta aberrante y enfermo.

Películas animadas, las hay por montones, desvirtúan lo maravilloso de la vida real. La leona que sale de caza para alimentar a sus cachorros. Los ciervos que evitan al felino que ve en ellos su alimento. Es falso, ilógico y poco saludable pensar que un león no se comerá a un jabalí porque en la película del ‘Rey León’ son amigos.

Si en verdad las nuevas generaciones adquieren una conciencia ecológica libre de prejuicios y que gravite en información fidedigna, la tauromaquia podría estar salvada.

Más allá de lo que sucede en el ruedo, eje central de la tauromaquia, la fiesta brava trasciende espacios y lugares.

Cuando ‘creyentes o no creyentes’ tienen la oportunidad de visitar una ganadería, de conocer todo lo que la rodea y la biodiversidad que atesora en sus grandes extensiones de terreno comprenden que, aunque suene paradójico, la tauromaquia es una gran actividad ecológica.

En las ganaderías de toros bravos  hay muchas otras especies que conviven en un mismo hábitat. Ahora mismo en Europa está abierto el debate y es que el presentador de televisión Frank Cuesta, quien durante años criticó duramente a la tauromaquia, realizó una serie de programas en torno al tema y una vez concluida la serie, sin haberse vuelto taurino, reconoció que la tauromaquia va más allá de los comentarios en contra con los que suelen atacarla y que en la mayoría de los casos, quedó demostrado en sus programas, son vulgares mentiras.

El presentador de televisión, que por cierto ahora que piensa diferente a los animalistas en cuanto a las corridas de toros se refiere ha recibido una gran cantidad de feroces ataques a través de las redes sociales de esas mismas personas que antes ‘lo tenían en un altar’, comentó de aquel lado del océano que a pesar de que ha tenido la oportunidad de grabar en varias partes del mundo, sólo en una ganadería de toros bravos ha podido de ver un par de linces en libertad.

Sólo en una ganadería brava. En ningún otro lado. Por eso es que si las nuevas generaciones tienen un auténtica conciencia ecológica, el futuro de la fiesta brava está garantizado. Sin la tauromaquia, no sólo el toro bravo estaría destinado a desaparecer, sino también se verían afectadas muchas otras especies que conviven en las diferentes ganaderías del planeta.

Para finalizar, la pregunta de la semana: ¿Procederá o no el amparo que anda por ahí?