Efímera como una faena, artística como la misma, es la expresión plástica que se genera en torno a las corridas temáticas que se han inspirado en torno a la época en que vivieron genios del arte, cono Goya y Picasso, quienes fueron amantes de la fiesta brava. En la actualidad los montajes de dichas corridas permiten que los pintores plasmen su inspiración sobre la arena y en las tablas de una plaza de toros.
A lo largo de este naciente año, los taurinos han sido testigos en México de corridas temáticas como la de La Insurgencia en San Miguel de Allende; la Cervantina en León, o la Goyesca del pasado domingo en Pachuca. Amén de otras expresiones artísticas como las dos más recientes Corridas Guadalupanas en la Plaza México, donde, los artistas desbordaron su sentir para ornamentar el redondel. Pues bien, estas manifestaciones en las que ha tomado parte en la ornamentación pintores como Javier Marín, Rivelino (José Rivelino Moreno Valle), Isabel Garfias y Lorena Barrera, tiene su raíz en la Corrida Goyesca en España.
SURGIMIENTO
El 12 de mayo de 1927, la ciudad española de Zaragoza organizó la primera corrida goyesca. A menos de un año de cumplirse el centenario de la muerte en Burdeos, Francia, del pintor y grabador español Francisco de Goya y Lucientes, se gestó la idea de homenajear al artista de la tierra maña con la celebración de una corrida de toros en la que el vestuario de los toreros, el adorno del coso, etc., recordara la época del genio de la pintura.
De acuerdo a las referencias históricas de Javier Clavero, el cartel del señalado festejo estuvo compuesto por el rejoneador Simao de Veiga, el novillero Vicente Peris y los matadores Rafael El “Gallo”, Pablo Lalanda y Nicanor Villalta ante toros de Vicente Martínez. Aunque, según relatan las crónicas de la época, el espectáculo ofrecido sobre el ruedo fue discreto; lo que se vivió en las calles de aquella ciudad, fue lo realmente impactante pues, “…los hombres vistieron sus mejores galas; las mujeres, ataviadas de forma clásica, se adornaron con mantillas de encaje de niebla y claveles rojos. Lo que fuera con tal de que el ansiado homenaje quedara a la altura de las expectativas creadas”.
Otro antecedente importante, viene de la mano del emprendedor empresario Eduardo Pagés, quien administraba la plaza española de Murcia, en cuya feria de 1929, organizó una corrida goyesca, que se cuenta entre otras de las primeras que se celebraron. Por ello, para el domingo 15 de septiembre se anunciaron ocho toros de Lamamié de Clairac para Marcial, Lalanda, Nicanor Villalta, Cayetano Ordóñez “Niño de la Palma” y Félix Rodríguez, tal cual relata el escritor Andrés Salas Moreno.
UNA TRADICIÓN
La primera Corrida Goyesca que se llevó a cabo en Ronda, inspirada en la mencionada corrida de Zaragoza, se celebró el 17 de septiembre de 1954. La torearon Antonio Bienvenida, César Girón y Cayetano Ordóñez. Esta vez fue para conmemorar el segundo centenario del nacimiento del diestro Pedro Romero. Desde entonces, la bella ciudad y su añejo coso se sumergen, una vez al año, en el toreo del siglo XVIII.
PICASSIANA
Otro giño de inspiración artística para ornamentar una corrida de toros surgió, por ejemplo, en la Corrida Picassiana, en honor a otro genio del arte: Pablo Picasso. Esta se llevó a cabo por vez primera en Málaga -tierra que vio nacer al artista en 1881- en 2003, a la par de la inauguración del Museo Picasso. A iniciativa del empresario José Luis Martín Lorca se integró un cartel con Finito de Córdoba, Javier Conde y Morante de la Puebla, ante toros de Zalduendo.
La idea se recuperó el 11 abril de 2009. La combinación estuvo integrada por Francisco Rivera Ordóñez, Manuel Díaz El ‘Cordobés’, y Sebastián Castella con toros de Albarreal, cuando uno de los empresarios era el malagueño Javier Conde. Entonces el pintor sevillano afincado en Málaga, Pablo Alonso Herráiz, realizó la obra plástica para el evento. En 2018, la torearon Antonio Ferrera, Sebastián Castella y Miguel Ángel Perera ante las reses de Fuente Ymbro. Esa tarde, el artista francés Loren Pallatier, decoró la plaza con las llamadas “toreografía” –pinturas resultantes de torear con la muleta empapada en pintura sobre un lienzo– que en dicha ocasión fueron de color oro sobre un burdeos profundo y que reproducirán obras de pintores clásicos universales como Caravaggio, Velázquez o Miguel Ángel.
EN OTRAS LATITUDES
Dada la expectativa y el éxito que generaron en España las corridas goyescas, estas permearon hacia plazas de otras regiones geográficas como Francia. Posteriormente llegaron a América, donde en México y Colombia ha servido de principales lienzos para que los artistas expresen su arte y los toreros vistan ternos de diseño particular en la que los sastres se desbordan en trajes de época.
LA INSURGENCIA
El caso de la Corrida de la Insurgencia, se instauró en San Miguel de Allende en 2016, a la usanza del general Ignacio Allende, que data de 1810, ha tenido gran acogida entre los aficionados. Es única en su tipo de este lado del Atlántico. Se monta en la plaza de toros Oriente. El primer cartel lo integraron “Zotoluco”, Joselito Adame y Diego Silveti ante toros de Fernando de la Mora y de Marrón. Los vestidos de los diestros los diseñó en sastre mexicano César Gutiérrez. Ha contado con la obra de pintores como Alfonso López Monreal e Isabel Garfias. Este 2019 la torearon Joselito Adame, El “Payo” y Francisco Martínez, quien recibió la alternativa. Se lidiaron toros de diversas ganaderías.
Si bien es cierto que las Corridas Guadalupanas se han realizado en nuestro país desde hace muchos años. Ha sido la actual empresa, la que les dio este toque de distinción artísticas en 2017 con el trabajo de Javier Marín y de Rivelino en 2018.